Todo puede suceder como la primera vez

Los Violadores regresaron con un show único en el Luna Park a 30 años de Y ahora qué pasa, eh?.

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«Rompan todo«, decía desde el escenario Pil Trafa al comienzo del show como una suerte de invitación y desafío. Inmediatamente arrancaron con la lista que contuvo treinta temas. «Como la primera vez» seguido de «Aburrido divertido» fueron los primeros de la noche.

Este show regreso se da a 30 años del lanzamiento de Y ahora qué pasa, eh?, parte de la obra fundacional de punk rock en Argentina y Latinoamérica.  Los Violadores son el exponente hispánico del género y eso es algo que han logrado no sólo por ser uno de los primeros, sino que su obra habla por sí mismo: han explotado de manera favorable las características del punk rock. La osadía y la simple certeza de decir lo que se piensa los convierte en «la banda más jugada«, en palabras de Pil.

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La formación de aquel glorioso disco del ’85 se hizo presente: Pil Trafa en voz, Stuka en la guitarra, Robert Wojtehk “Polaco” Zelazek en el bajo y Sergio Gramática en la batería. El Luna Park se encontraba repleto y el público manifestó constantemente su alegría por la vuelta de la banda celebrando cada uno de los temas: «Cambio Violento», «Violadores de la Ley» y «La Era del Corregidor» fueron algunos.

El show se desarrolló con una intensidad constante. De todos modos, la presencia de Geniol como invitado condimentó la noche. Estuvo en los temas «Beat africano» que mezcló con parte de «La Rubia Tarada»,  y en el cover de Sumo: «El Ojo Blindado», personificando el tan famoso ojo.

«Los globos de colores solo suben y se pinchan», decía Pil Trafa en un momento del show. Pero un momento aparte fue sin duda cuando sonó sin ensayo previo, tal como afirmaron, «Represión». Aquel tema que puso en letra y música lo que se vivía (y se seguiría viviendo) por parte de los más recalcitrante del poder. La muestra tan explícita, sin metáforas ni vueltas -el mensaje debía ser directo- convierte al tema en uno de los clásicos del punk nacional.

Para el final de una vuelta con gloria, la invitación a los drugos y el lenguaje de Burgess se hizo escuchar por todo al estadio con «Uno, dos, ultraviolento».  Treinta años después la misma pregunta de siempre: ¿y ahora qué pasa?.

 

Texto: Florencia Gonzalez
Fotos: Jacqueline Orion

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