Tercera edición del Noiseground Festival

El Noiseground Festival celebró su tercera edición. Diecinueve bandas pasaron por el escenario del Uniclub que durante todo un fin de semana albergó a los más de mil concurrentes.

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Sutrah
Sutrah // Foto: Lita PAscual

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Primer fin de semana de septiembre y el clima transición gasta sus últimos vientos de invierno. En el barrio del Abasto, al lado del Shopping, en un pequeño gran lugar, el Noiseground Festival llevó a cabo su tercera edición. Este festival vio la luz -en la oscuridad- en el año 2012 con gran éxito. Esa apuesta por parte de sus productores hoy se renueva y, con el fruto de la experiencia, se garantiza el buen momento. 

La banda encargada de comenzar el festival fue Colvero. Los sonidos fuertes comenzaron para nunca parar. La distorsión y distensión fueron grandes protagonistas. Desde temprano, muchos se acercaron para poder disfrutar al máximo de la jornada. Tanto músicos como público reunieron a un gran número de personas. El Uniclub parecía un mundo aparte. Un mundo que tuvo a Los Antiguos como líderes por un momento, bajo el manto de oscuridad y distorsión. El cierre de la primera fecha estuvo a cargo de Motosierra, la banda uruguaya culminó la noche entre riffs y la poderosa voz de Marcos Fernández.

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Motosierra // Foto: Lita Pascual

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Ya en el sábado todo comenzaba más temprano. A partir de las 17hs las bandas se presentaron el festival. Segunda fecha, muchos reincidentes, pero el Uniclub siempre repleto fue una constante en el Noiseground. Un festival que se organiza desde lo más genuino. Independiente, innovador y reivindicando una escena que se mueve constantemente. La mayoría de las bandas que participaron ya habían compartido fecha alguna vez, pero la propuesta de un fin de semana completo en el que todas pasaron por un mismo lugar siempre es excitante. La premisa del festival. El entre banda y banda, las cervezas y las anécdotas, pasando por las recomendaciones, el kioskito donde se podían adquirir los discos y algunas remeras, todo eso también formó parte. 

En la segunda jornada -la segunda vuelta- Mondo Dromo fue la banda encargada de dar el puntapié inicial. Luego siguieron Stilte y Altar que hicieron lo suyo sobre el escenario del Uniclub. Con un gran sonido, cada banda pudo ser apreciada y disfrutada por los amantes de la música fuerte. Desde Brasil Fuzzly aterrizó en el Abasto para volar cabezas. Se desenvuelven cómodamente en el stoner y la psicodelia, ganándose cada aplauso.

Las luces rojas ambientaban el lugar mientras Sutrah hacía sentir el viento del desierto. Luego llegaría Sick Porky, banda con la que tuvimos la posibilidad de hablar previo al show y se encuentra viviendo un gran presente. Cosechando los frutos de tantos años en el camino. Con una gran impronta y demostrando todo su potencial, se subieron al escenario llevándose todos los aplausos. Interpretaron varios temas de su último disco Descarnados. 

Para concluir la segunda fecha Poseidotica salió a escena. En formato trío, sin Santi Rua que está atravesando un momento difícil por el cual todos sus compañeros y colegas le dedicaron el show. La banda deslumbro, siendo instrumental tiene incorporada la capacidad de transportar. Alternando los instantes, sujetos a su intensidad, los climas varían tanto como lo hace el hombre. Una gran banda que hace más de diez años se mueve inquietamente en la escena local.

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Poseidotica // Foto: Lita Pascual
Poseidotica // Foto: Lita Pascual

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Domingo no tan domingo. El Noiseground Festival llegaba a su fin. Tres días ininterrumpidos con bandas exponentes de la escena local, que oscilan entre el stoner, metal, y psicodelia; representantes de la música fuerte. Nuevamente a partir de las 17hs las bandas comenzaron a sonar. Primero Los Dragula y luego 3 Miligramos. El público creciente se acercaba para disfrutar lo último del festival, por lo menos por este año.

Lejos de esos festivales multitudinarios, el Noiseground apuesta por la coherencia entre las bandas participantes. Todas, minimamente, se escucharon alguna vez. Un gran colectivo que mantiene viva e inquieta al circuito de bandas. Algunas más jovenes, otras con un vasto camino recorrido, ambos con los ánimos para mostrar su impronta. Como lo hicieron Narcoiris y Anomalia en ésta última fecha.

Buffalo salía al escenario. La pirámide con el ojo que todo lo ve se plasmaba detrás mientras del escenario bajaban las canciones poderosas, rock en su esplendor, con los riffs característicos y la voz interpretando las letras que remontan a la historia del hombre. Para el final del set, Hernan Rupolo de Connor Questa suma su guitarra congeniando de manera perfecta y creando así un cierre demoledor. Luego vendría Avernal, para demoler en el mejor de los sentidos. Para demoler a los sentidos. El público en su totalidad se desnucaba y agitaba ante la banda que no paraba ni un segundo, que llenaba al Uniclub de ese salvajismo.

El cierre propiamente dicho del festival estuvo a cargo de Dragonauta. Previamente Claudio de Buffalo hizo una gran definición: «el diablo en helicóptero baja a romperles el ojete». Los representantes del doom en nuestras tierras se presentaron con Federico Wolman en voces. Esta fue la presentación de la banda con su nueva formación que incluye a Martin Rodriguez de Poseidotica, tras la partida del Topo Armetta. La oscuridad se adueñaba del momento. Un gran cierre tras un fin de semana a pura distorsión en la que la música fue la garantía.

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Texto: Florencia Gonzalez
Fotos: Lita Pascual
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